Es importante encontrar criterios de carácter general a los que
podamos apelar no sólo en las situaciones de conflicto, sino que
ofrezcan una orientación al proyecto global de nuestras vidas. Los
principios pueden parecer casi evidentes; pero son de extraordinaria
importancia por sus consecuencias prácticas y por sus conclusiones.
Entendemos por “principio” una afirmación
fundamental de la que se derivan una serie de consecuencias o
conclusiones. No son algo añadido a la persona, como cualquier
calificativo, sino que fluyen como atributos de su misma realidad y se
fundamentan en su naturaleza. Los principios se caracterizan por lo
absoluto de sus exigencias, la universalidad de su validez y la
inmutabilidad de su contenido.
- Principio de autonomía
- Principio de beneficencia
- Principio de no maleficencia
- Principio de justicia
La “jerarquía” de los principios éticos:
Tal jerarquía consta de una premisa ontológica: “El hombre es persona, y en tanto que tal tiene dignidad y no tiene precio”, y una premisa axiológica: “En tanto personas, todos los hombres son iguales y merecen igual consideración y respeto”.
En caso de conflicto, los principios de no-maleficencia y de justicia, tendrían prioridad sobre los de autonomía y beneficencia.
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